Comprender que la Inteligencia y la Creatividad están estrechamente
relacionadas puede ser de gran ayuda en la búsqueda del Elemento. El
autor nos dice: estoy convencido de que no se puede ser creativo y no actuar inteligentemente. Del mismo modo, la forma más elevada de inteligencia consiste en pensar de manera creativa.
La tendencia general en nuestra sociedad es creer que sólo alguna
personas “especiales” son creativas. La creatividad es parecida a la
capacidad de leer y escribir, que una persona no sepa hacerlo no
significa que no lo pueda hacer, ya que cualquiera puede aprenderlo. Lo
bueno, es que se puede ser creativo en cualquier cosa, bien sea en el
trabajo, en la vida, en las relaciones interpersonales, y en general en
cualquier cosa que requiera inteligencia.
La imaginación es una de esas cualidades que solemos dar por supuesta
(como vimos en el capítulo anterior), y es el punto de partida de la
mayoría de los actos de creación, ya que la creación no es más que la
aplicación práctica e inteligente de aquello que hemos imaginado
previamente, a través de un medio ( se puede ser creativo en la música,
en la danza, en el teatro, en las matemáticas, en los negocios, en
nuestra relaciones). Al igual que vimos que la inteligencia es
totalmente heterógenea y su estructura depende de cada persona, con la
creatividad pasa exactamente lo mismo.
Cuando uno ha encontrado ese medio a través del cual expresar su
inteligencia y su creatividad se puede decir que se encuentra en su
Elemento.
En realidad todos somos creativos, pero desde un punto de vista
personal e inimitable. Son los intereses y las aptitudes personales las
que nos guían hacia la explotación de nuestra creatividad personal.
Normalmente los profesionales más creativos, son aquellos que han
encontrado un trabajo que les encanta hacer, a través del cual conjugan
muchas de sus habilidades naturales de una forma totalmente única.
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