Aunque la Educación tiene la función de formarnos para que podamos
labrarnos un buen futuro, podríamos decir que en cuanto a ayudarnos en
la búsqueda del Elemento, la cosa flojea bastante.
Según el autor los sistemas educativos del mundo entero necesitan ser
transformados, hacia una personalización de la educación. Es decir,
dejar atrás ese tan instaurado intento de estandarizar a los alumnos
como si de una fábrica de futuros profesionales se tratara.
Esta personalización de la educación se refiere a promover que los alumnos puedan descubrir sus propios talentos y pasiones individuales, así como proporcionarles un entorno en el que quieran aprender. Esto es:
- Suprimir la jerarquía de las asignaturas, puesto que esto ofende al principio de diversidad, ¿por qué iban a ser más importantes las matemáticas que el arte, si por ejemplo soy un alumno con talento y habilidades personales para el arte?
- Más dinamismo entre asignaturas, debemos dejar de verlas como materias separadas. Las matemáticas pueden emplearse para hacer arte a nivel técnico, y de la misma manera hay mucha pasión e intuición dentro del mundo de las ciencias. Separar, por ejemplo, las “humanidades” de las “ciencias” puede comprometer que algunos alumnos encuentren su Elemento.
- El plan de estudios debe tender a la personalización. Los sistemas educativos actuales se basan en una sola cosa: que logremos pasar una serie de pruebas y exámenes, pero ¿dónde quedan los estilos individuales de aprendizaje de cada alumno? El aprendizaje acontece en la mente y alma de las personas, y no en una hoja de test.
Ken Robinson nos recuerda que los desafíos a los que se enfrenta la
educación hoy en día, podrían solucionarse dándoles poder a los
profesores creativos y entusiastas, y estimulando la imaginación y la
motivación de los alumnos.
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